Definitivamente cuando un lugar está ocupado, es imposible que sea llenado sin que cambios definitivos y sustanciales sucedan en ese lugar. Por ejemplo, cuando miras tu casa y quieres comprar un nuevo mueble, tendrás que despojarte del antiguo y tendrás que invertir tiempo en la nueva forma que tomará tu casa.
Meditaba en esto, cuando el Padre te pide que renuncies a las pasadas maneras de vivir y entres en lo nuevo…vaya que a veces cuesta despojarse de las regalonas maneras de hacer las cosas, algunas siempre te dieron resultados, de tanto echar mano a ellas hasta adquiriste ciertas habilidades, de tanta práctica casi te haces un experto.
Pero todo cambia cuando Dios quiere mostrarte nuevas formas, nuevas maneras, nuevos diseños. Nuevo es nuevo, y aquí toma su protagonismo la fe, simplemente porque debes confiar a ciegas en el Señor y lanzarte en la senda que él ha dicho que sigas, un camino nuevo. El Padre ha invertido de su precioso tiempo en preparar nuevos diseños para que tú los estrenes, los manifiestes en esta tierra de los vivientes, nuevos diseños que traerán nuevas formas de operar con mejores resultados, nuevas formas donde vemos la gloria de Dios manifiesta en nuestras vidas.
Sin duda él quiere depositar cosas nuevas en nuestro corazón, cosas mayores, abundantes y nuestro ser las anhela, pero para eso debe venir de nuestra parte la renuncia a lo que por tanto tiempo hemos guardado en nuestros corazones, aquello que ha estado ocupando el espacio que él quiere llenar e incluso ha impedido que llene más. Y no me refiero tan solo al pecado, ¿qué lugar ocupan las amarguras en tu corazón?, ¿qué lugar ocupan los recuerdos en tu corazón?, incluso me refiero a la revelación pasada que celosamente has guardado… ¿qué lugar ocupan ellas en tu corazón?
El pueblo de Israel tenía como especial tesoro las infinitas promesas de Dios. Dios había manifestado la libertad y un lugar maravilloso para ellos… la "tierra prometida". Esta tierra que les fue dada estaba habitada por un sin fin de enemigos, enemigos que debían ser desalojados, pero no de la manera que ellos estaban acostumbrados, sino el Señor daría las estrategias exitosas. Dios mismo había dispuesto un desierto donde les serían manifiestas las formas para alcanzar la victoria y la tan anhelada libertad.
Mi corazón anhela tanto esta libertad, anhelo tanto ver su gloria, sé que no hay formas tan determinantes para cambiar cualquier circunstancia que aquellas donde el soberano del universo interviene, se que aunque todo se vea desordenado y vacío, un día su luz llega, ordena y llena todas las cosas…que maravillosa esperanza.
Es el clamor de mi corazón que él habite en mi, ser su deleite en todo, ser grata ante sus ojos en todo, no deseo nada fuera de ti...Amado, fiel Amado.
Hoy me despojo de lo que ya es pasado, hoy decido ver las cosas nuevas que has de manifestar en mi vida, hoy quito las vendas que han impedido que te vea cara a cara y contemple tu hermosura cada día más, mi espíritu te anhela, quiero escuchar tu corazón en el silencio donde oiré tu dulce voz que ordena todas las cosas y llena todos los vacios de mi existir, aquí estoy, dispuesta.
Te amo…
Salmos 73:25 ¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra.
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