Adoración que transforma ambientes

lunes, 10 de noviembre de 2008

Y FUERA DE TI NADA DESEO EN LA TIERRA

Salmos 73:25-26  ¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti?  Y fuera de ti nada deseo en la tierra.


Que impresionante declaración de David para con el Dios de la creación, quien puede decirle hoy al Señor de la creación… “Y fuera de ti nada deseo en la tierra”.

Y he anhelado que esto sea una realidad en mí, no desear nada en la tierra sino sólo su presencia…su presencia de día y de noche, en mi caminar, en mi pensar, en mis sueños, expeler su presencia por cada poro de mi piel…fundirme en él.

Sin duda su Espíritu ha venido a llenar mi corazón de pasión por mi Amado. Eso anhela mi corazón…mirar sus ojos y no desviar ni un segundo mi vista de  quien corresponde con pasión mi mirada, quien busca mis ojos para infundirme el amor más sublime que haya existido en este mundo, atrayéndome con sus cuerdas de amor hacia Él, me sedujo y me venció…nada soy sin él y lejos de él mi alma desfallece.

Sólo en él poseo vida y hoy me despojo de todos los velos que han sido lanzados para impedir que contemple tu Gloria, Amado…mirarte…a ti…el Deseado de todas las naciones.

Fuera de ti nada deseo en la tierra…todo es nada si tú no estás, nada es todo cuando tú lo llenas con el perfume de tu puro corazón…y me perdí en ti, aquí está mi corazón…completo para ti, completo en ti…y fuera de ti nada deseo en la tierra.

Así como la muerte no pudo retenerte en el seol, por tu amor nada en la tierra puede cautivar mi corazón más que el resplandor de tu presencia, ningún lazo puede retener mi alma y hoy puedo  correr en pos de ti y entrar en tu alcoba, porque ya no soy más una novia apasionada…hoy soy tu esposa que te dice…Ven Jesús. Conozco tu dulce voz…Amado, tu voz cautivó mi corazón…me venciste…Yo soy de mi Amado.

Oh! Si él me besara con besos de su boca, cuanto mejores que el vino son tus amores…amado mío, perfecto mío…

Cantares 2:3-6  Bajo la sombra del deseado me senté,  Y su fruto fue dulce a mi paladar. Me llevó a la casa del banquete, Y su bandera sobre mí fue amor. Sustentadme con pasas, confortadme con manzanas;  Porque estoy enferma de amor. Su izquierda esté debajo de mi cabeza, Y su derecha me abrace.