Adoración que transforma ambientes

jueves, 20 de septiembre de 2007

MI ESCUDO Y MI FORTALEZA


Me deleito en las enseñanzas del Señor, él es muy práctico y usa cada situación para que aprendamos sus diseños, como él anhela que vivamos, en medio de la maldad, él es nuestro refugio, nuestro escudo, nuestra fortaleza, él es la fuente de sabiduría e inteligencia.
Esta meditación vino a raíz de un comentario que dejó un anónimo (a) hace unos días atrás. Es fácil decirle a alguien algo detrás de una máscara, en el anonimato y es una realidad no por muchos aceptadas, que desde siempre esa ha sido nuestra lucha, una lucha contra un enemigo de las tinieblas que se esconde muchas veces tras seres que amamos para dañar nuestro corazón que con esfuerzo y a precio de sangre está siendo restaurado para contener el amor de Dios.



No me molestó el comentario en sí, sino que fuera un desconocido el que comentara (ciertamente no lo es, Dios revela todas las cosas) si no que al identificarnos en nuestros comentarios está la instancia de pedir perdón si es necesario.
Pues bien, pidiendo estrategia se vino una muy buena que aún sigo profundizando y que he puesto en práctica desde ese mismo día.
La estrategia fue aceptar solo comentario que pasaran por mi correo personal primero, eso obligaría a quienes quieren contender a identificarse. Y eso fue tremendo, pude ver que muchas veces, por no ser obedientes a las palabras del Señor, dejamos que nos ensucien nuestro corazón gratuitamente, sabiendo que nuestro corazón es de donde mana la vida, deberíamos ser mucho más cuidadosos, filtrar la información, no todo nos conviene y ¿a quién le gusta que lo maltraten?. Estamos viviendo tiempos donde es necesaria la enseñanza que edifique. Sutilezas del enemigo son puestas en nuestro corazón cuando no estamos alertas y permitimos que den el fruto, no de paz.


El consejo de Dios declara que debemos ponernos una armadura para hacer contra las asechanzas del diablo. Efesios 6:11, Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo
Y esta es la armadura.
Efesios 6:13-18, Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, g y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, j y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos;

Y esto es efectivo para el que lo cree, eso es fe y fe es lo único que agrada al Señor y que mueve su mano. Desde ese día determiné elegir, filtrar lo que entra a mi corazón, determiné no decir amén a todas las cosas sino sólo a aquellas que vienen del Padre y para eso el testimonio que el Espíritu Santo nos da es una impagable ayuda. Dios no puede ser burlado y por sus frutos les conoceréis. Lo que hay dentro en algún momento se evidencia.

Efesios 5:8-10, Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz (porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad), comprobando lo que es agradable al Señor.

QUE VENGA MÁS LUZ, QUE VENGA MÁS DE SU REINO.

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