En Génesis 1:26, Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen,
Imagen, viene de sombra, fantasma o ilusión, esto ocurría cuando Adán caminaba por el huerto... los animales pensaban que era Dios, era muy parecido a Dios pero no era Dios. Dios crea al hombre para que fuera su sombra. Yo soy idéntico a Dios. El Padre anhela que seamos idénticos a su Hijo en todo. Dios creó al hombre para que lo represente en la tierra. Salmos 8:4-6 expone… ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, Y el hijo del hombre, para que lo visites? Le has hecho poco menor que los ángeles, Y lo coronaste de gloria y de honra. Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos;
Gloria, significa peso o pesado, relación no tanto con volumen sino con densidad. Ligado a la masa. Peso está determinado por la masa, lo interior. El Padre nos ha puesto el peso de su gloria encima…gloria a Dios!
Nada en la creación tenía la gloria de Dios porque nada tenía su imagen.
Adán era el representante de Dios en la tierra, representante: viene de re-presentante, volver a presentar. El hombre vuelve a presentar a Dios una vez y otra vez y otra vez.
Yo lo exhibo, Ser sustituto, agente de Él, él me dio autoridad, somos sus agentes, somos el manager de la creación.
Adán era muy parecido a Dios, formaba una ilusión con él. Tenía la forma de Dios, actuaba como Dios. Parecía como Dios, pero si nos acercábamos mucho veíamos que no era Dios...era Adán.
Dios era reconocido en Adán porque Adán llevaba el peso. Adán llevaba la gloria de Dios en la tierra. Adán era el vigía, el guardián. Él Representaba su voluntad en la tierra. La tierra estaba a cargo de Adán, él era el vigía, él cuidaba la tierra. Él era el gobernador de la tierra. Todas las cosas en la tierra dependían de Adán.
Y le preguntaba al Señor…¿quién soy realmente? Al conocer al Señor, supe que, por el sacrificio de Jesucristo en la cruz del calvario, por ese nuevo pacto, soy parte de la familia de Dios, su hija, tengo un lugar identificado en el reino y así como en lo natural, tengo una tarea, una función que cumplir en el reino de la Luz. También tengo deberes y derechos que es necesario conocer y vivir de acuerdo a los principios del reino de Dios, eso cambiaría todo en lo natural.
Ciertamente al nacer nos identifican con alguno de nuestros progenitores, ya creciendo el parecido y las conductas nos definen cada día más.
Y cuando nacemos de nuevo…, es ahí donde descubrimos nuestra verdadera identidad, el origen, nuestra esencia…el Padre, el Eterno…nos es revelada nuestra genética espiritual. Sólo cuando conocemos al Señor es que comienza el camino hacia la revelación de nuestra verdadera identidad. Somos lo que fue y es Jesús. Nuestra verdadera identidad está en el único nombre dado a los hombres y un nombre que está por sobre todo nombre: Jesucristo. En Cristo, Dios Padre nos da un nuevo nombre, una nueva identidad, nos vuelve al origen que es ser la imagen de Dios en la tierra de los vivientes.
Que importante es saber quién soy, esto marcará el qué hacer, el a dónde ir…el sentido, la dirección, el propósito y los frutos, los resultados, los logros.
Descubriendo quién soy…la palabra de Dios declara quien soy…ahora es tiempo de la manifestación… Tiempo de entrenamiento…Efesios 2:19, Romanos 8:14-17, Salmos 115:16, Juan 1:11-13, 1ª Corintios 15:21-22, Juan 1:12, 1ª Juan 4:6.
La identidad es lo que tu Padre ha dicho y establecido en los cielos y en la tierra que tú eres y tu Padre dice que eres luz y sal de la tierra, que eres vencedor, que eres una sola persona con Cristo, que tienes toda autoridad para atar y desatar (Mateo 16:19), tienes la mente de Cristo, eres ciudadado en la patria celestial y no tienes el espíritu de temor sino que dentro tuyo ruge el León de la Tribu de Judá. Aleluya