Hemos visto cómo Dios revela a José un mismo destino en 2 sueños, uno terrenal, y otro divino.
En Génesis 37 se nos narra la historia de cómo José fue vendido por sus hermanos. Al ver a José de lejos, sus hermanos conspiran para matarle, y dicen: “y veremos qué será de sus sueños”. Todo lo que ellos querían era ver qué pasaría con los sueños de José. De la misma manera, no debes tomar como personales las actitudes de otros, ellos están molestos con tus sueños.
Lo que quieren es ver, no qué va a pasar con tu vida, sino qué va a pasar con tus sueños, con lo que Dios te va a dar. El ataque no es personal. Aquellos que quieren quitarte la túnica de colores, como hicieron los hermanos de José, sin saberlo, lo que quieren es quitarle el placer a Dios de darnos lo que él nos ha prometido.
Pero lo más triste no es que otros cuestionen qué será de tus sueños, lo más triste es cuando eres tú mismo quien se pregunta: ¿qué será de mis sueños? Y es que muchas veces nuestros enemigos tienen más fe en nosotros, y en lo que podemos alcanzar, en lo que Dios nos puede dar, que nosotros mismos.
Cuatro cosas importantes pasaron en la vida de José que provocaron que soñara en la manera en que lo hizo:
- José sabía que su nacimiento era uno milagroso;
- José había experimentado el amor de su padre;
- José había visto la demostración de ese amor, cuando su padre le regala la túnica;
- y José sabía que tenía un don especial.
Estas cuatro cosas son indispensables para que comiences a soñar. Cuando una de las cuatro se pierde en tu vida, lo que tienes no son sueños, sino metas.
Lo que pasa es que quizás no has entendido que tu nacimiento fue uno milagroso, uno especial. Tú no naciste por casualidad, fuiste enviado a esta tierra con un propósito. Dios escogió traerte en esta época, en este tiempo. Tú eres un milagro andante.
O quizás lo que no has comprendido es que el amor más grande no es el de tus padres. El amor más grande que experimentamos es el amor de Dios, que envió a su Hijo a morir por nosotros.
Es necesario también que entiendas que Dios te ha puesto una túnica especial, túnica de justicia. El cambió tus ropas del pasado, por ropas de justicia. Dios te ha vestido de honor y de gracia, porque él te escogió.
Y, posiblemente, también has olvidado que hay algo en ti único, algo especial.
Si no recibiste estas cuatro cosas de tus padres, recíbelas hoy de parte de Dios.
No naciste porque sí. Tú eres un milagro de parte de Dios. Y al igual que José no murió en aquel lugar en el que habían conspirado para matarle, tú tampoco tienes que morir en el lugar en el que te encuentras, tampoco te tienes que quedar, en ese lugar en el que han dicho que vas a quedar.
Lo comparto, lo recibí de un ministro de Dios: Pastor Otoniel Font, hoy ministró mi corazón sorprendentemente, en medio de todo el movimiento, de noticias que parecían adversas...vino su palabra que establece! su Palabra Eterna. Y tuve una visión hermosa: vi la cruz y a Jesús, todos observaron ese instante en el que Jesús parecía derrotado, parecía que era el fin de su ministerio, habían mofas e incluso sus discípulos cuestionaban todo lo que dijo y ahora "morir"... Lo que el mundo visible no lograba ver era lo "porvenir"... lo mejor estaba por comenzar, morir era natural pero "resucitar" guauuuu! eso no estaba en ninguna retina de ser humano, era lo nuevo, lo mejor, era el principio, el "nuevo comienzo, el nuevo tiempo!
Para resucitar a lo nuevo primero es necesario morir. los muertos no hablan, no tienen propósito, ya cumplieron su plan, pero el que resucita tiene un nuevo sonido, una nueva voz, tienen una mentalidad diferente de ver la vida y desde una posición de resucitado ver manifiesto lo que está escrito en el corazón del Padre respecto de tu Vida, oye que el Padre dice... "el tiempo de la canción ha venido, la primavera ha llegado" aleluya!
No hay comentarios:
Publicar un comentario