Si, Obediencia es algo que Dios prueba permanentemente en nuestras vidas. Obediencia es cumplir lo que se manda. Es fácil obedecer cuando alguien te da una orden y te está observando o puede medir tus logros porque aparecen a la vista, otra cosa es cuando Dios habla a tu corazón y te dice…quiero que hagas esto, y no quiero que hagas esto otro y tú respondes obedeciendo. Lo humano es cuestionar primero si es o no es de Dios, porque conocemos tan poco su palabra y menos frecuente es la experiencia de oír su dulce voz. Siendo seres unidos al Padre, hechos a su imagen y semejanza, un día el pecado nos deja, sordos, ciegos, mudos y con muy limitadas funciones y acciones en ámbito espiritual, pero en Cristo todo esto es restaurado y hecho nuevo. Su consejo fue desde el principio…”si oyeres mi voz y obedecieres a lo que te estoy diciendo”, otra cosa sería nuestras vidas, familias, comunidades.
Daniel 7:27 habla de una tremenda promesa al pueblo de los santos del Altísimo, dice incluso que todos los dominios le servirán y obedecerán.
Te anticipo algo, antes que llegue el tiempo en que otros te obedezcan, tendrás que aprender a manifestar de tu propia vida… “obediencia”, pues nadie puede dar de lo que no tiene o si intentas dar algo en tus fuerzas se reproducirá como tal. Jesús mismo aprendió la obediencia (Hebreos 5:8) y la aprendió nada más y nada menos que por lo que padeció.
Sea sembrado en nuestros corazones el anhelar estas promesas, yo quiero que me obedezcan los montes, los vientos, las aguas, los espíritus…así como a Jesús, quien se hizo obediente hasta la muerte y por su obediencia él justificó a muchos. Quiero dar frutos de obediencia formados por su Espíritu en mi, obediencia eterna, de incalculable valor. Quien obedece es sabio, andará delante del Señor con un corazón recto y puro, agradará al Padre y su fidelidad será contada… "Por cuanto obedeciste a mi voz…esto te acontecerá”.
Se aprende a obedecer sus palabras, eso requiere de entrenamiento y como tal, el entrenamiento empieza con cosas simples, pero luego los niveles de exigencia van subiendo y profundizando en calidad…No es llegar y ordenarle a la creación y que ellos te obedezcan…verán primero en ti el fruto de obediencia y cuando ya estés listo…los montes se moverán. Alelusha.
Daniel 7:27 habla de una tremenda promesa al pueblo de los santos del Altísimo, dice incluso que todos los dominios le servirán y obedecerán.
Te anticipo algo, antes que llegue el tiempo en que otros te obedezcan, tendrás que aprender a manifestar de tu propia vida… “obediencia”, pues nadie puede dar de lo que no tiene o si intentas dar algo en tus fuerzas se reproducirá como tal. Jesús mismo aprendió la obediencia (Hebreos 5:8) y la aprendió nada más y nada menos que por lo que padeció.
Sea sembrado en nuestros corazones el anhelar estas promesas, yo quiero que me obedezcan los montes, los vientos, las aguas, los espíritus…así como a Jesús, quien se hizo obediente hasta la muerte y por su obediencia él justificó a muchos. Quiero dar frutos de obediencia formados por su Espíritu en mi, obediencia eterna, de incalculable valor. Quien obedece es sabio, andará delante del Señor con un corazón recto y puro, agradará al Padre y su fidelidad será contada… "Por cuanto obedeciste a mi voz…esto te acontecerá”.
Se aprende a obedecer sus palabras, eso requiere de entrenamiento y como tal, el entrenamiento empieza con cosas simples, pero luego los niveles de exigencia van subiendo y profundizando en calidad…No es llegar y ordenarle a la creación y que ellos te obedezcan…verán primero en ti el fruto de obediencia y cuando ya estés listo…los montes se moverán. Alelusha.
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